Durante
la Conquista los españoles sometieron a esta población indígena a la
relación de poder que implantaron en la mayoría de los países que hoy
conforman la América hispana, en la que los españoles daban las órdenes y
los indígenas debían obedecer. Tiempo después la colonización, de la
mano con las nuevas instituciones implantadas por los españoles en los
siglos XVII y XVIII, permitió tanto el desarrollo económico agrícola y
artesanal de la región como su desarrollo urbano, pero a la vez provocó
que los indígenas fueran sometidos progresivamente a formas
institucionales de explotación servil como la encomienda, la mita y la
esclavitud. Obligados al trabajo forzado y condenados a desaparecer, ya
fuera por el mestizaje, por las enfermedades, por el trato degradante
dado por los españoles, o por genocidios perpetrados por algunos
españoles sedientos de poder y territorio, los indígenas que
sobrevivieron al vasallaje español fueron integrados al trabajo de las
grandes haciendas en la época posterior a la Colonia, dejando solamente
algunas reliquias como huella de su existencia. Hacia el año 1650 se
fundó la población de San Pedro de Usme como poblado de carácter rural, y
en 1711 se erigió como parroquia. De esta época viene la leyenda de las
“marichuelas”, María Petronila y que a finales de 1740 estaba habitado
por el virrey Solís, quien se enamoró de María Lugarda y en honor a ella
mandó construir la hacienda Las Manas. Allí se desarrollaron grandes
actividades agrícolas y ganaderas hacia finales de la época colonial,
pero tiempo después la hacienda fue parcelada en varias fincas de
ganadería y recreo, que en algunos casos conservan actualmente sus
nombres originales4. La reseña de mediados del siglo XIX acerca de la
hacienda El Hato, propiedad de una comunidad religiosa que estableció un
centro de adoctrinamiento en esa zona, cuenta que, con la aparición del
liberalismo radical, la hacienda fue expropiada y repartida entre
ganaderos y aparceros; esta sucesión de propietarios y las implicaciones
políticas que en algún momento tuvo, como la posesión por parte de las
guerrillas conservadoras en los años 1876 y 18775, hacen de esta
hacienda un lugar de importancia para la historia de Usme.
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